Encíclica Laudato Si’ y Escultismo

Rubem Perlingeiro
Rubem Perlingeiro
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Encíclica Laudato Si' y Escultismo

Por Rubem Perlingeiro

Entre los puntos en común de las tradiciones religiosas, aun entre las más antiguas, está el del cuidado con la naturaleza. En los textos sagrados de las más diversas religiones, siempre se halla alguna expresión alusiva a este cuidado.

Tomemos como base un documento más reciente, del 2015, y que no obstante pertenezca, originalmente, a la religión católica, se ha citado por otras religiones.

Nos referimos a la Encíclica Laudato Si, del Papa Francisco, inspirada en San Francisco de Asís.

San Francisco nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad: «A través de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se conoce por analogía al autor», y «su eterna potencia y divinidad se hacen visibles para la inteligencia a través de sus obras desde la creación del mundo» (Baden-Powell, en el libro Roverismo Hacia el Éxito, haznos esta sugerencia también).  

Por eso, Francisco de Asís pedía que en el convento siempre se dejara una parte del huerto sin cultivar, para que crecieran las hierbas silvestres, de manera que quienes las admiraran pudieran elevar su pensamiento a Dios, autor de tanta belleza (LS, 12).   

Y la Encíclica rescata la importancia del cuidado con nuestro planeta, nuestra Casa Común, la Pachamama, y señala la educación como uno de sus cimientos, haciendo hincapié en su importancia para corregir hábitos y para forjar costumbres más correctas, más responsables y más sostenibles:

“Los jóvenes tienen una nueva sensibilidad ecológica y un espíritu generoso, y algunos de ellos luchan admirablemente por la defensa del ambiente, pero han crecido en un contexto de altísimo consumo y bienestar que vuelve difícil el desarrollo de otros hábitos. Por eso estamos ante un desafío educativo.” (LS, 209).

“Una buena educación escolar en la temprana edad coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida.” (LS, 213).

Como movimiento educativo, el Escultismo desempeña un rol de suma importancia, pues, como nos lo reafirma la misma Encíclica, “la educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza.” (LS, 215).

El reto está claro, y cabe a cada uno de nosotros, que confiamos en la educación como la mejor solución ante los grandes cambios en la sociedad, creer que siempre podemos mejorar la Casa Común que habitamos.

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